¿Sabes, amor,
que estoy aprendiendo a andar por la vida
sin vivir?
A fuerza de inventarme cada mañana un
motivo,
es que logro tener las fuerzas para
levantarme,
y enfrentar a este mundo silencioso, y
sin tu amor.
¿Sabes, amor, que a veces lloro mucho?
Y sofoco con mis manos esos gritos
desgarrados,
que escapan de mi pecho,
para que nadie sepa que he caído en el
infierno,
y no encuentro la salida.
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